sábado, 16 de julio de 2011

HISTORIA / CIUDAD COLONIAL

 La ciudad colonial española fue el organismo administrativo básico de los virreinatos españoles en América.

Las ciudades se construían y se organizaban según el modelo castellano. Se trazaban las calles conforme a un trazado perpendicular y en el centro se situaba la Plaza de Armas, donde se encontraban las autoridades locales y religiosas. Las ciudades se pueden dividir en varias categorías: centros de administración, puertos internacionales, puertos regionales, centros mineros, centros indígenas, centros agrícolas, presidios, centros militares de frontera o centros religiosos (misiones).

FUNDACION

Esta cita de mediados del siglo XVII de un fraile dominico documenta una típica fundación de un asentamiento en América:
Para esto hicieron primero una planta, porque todos fuesen uniformes en edificar: los primeros dieron lugar a la iglesia mayor o menor, según el número de vecinos. Junto a ella pusieron la casa del padre, delante de la iglesia una plaza muy grande, diferente del cementerio, enfrente la casa del regimiento o concejo, junto a ella la cárcel, y allí cerca el mesón o la casa de la comunidad donde fuesen los forasteros. Todo lo demás del pueblo se dividía por cordel, las calles derechas norte a sur, izquierdas, este a oeste, en forma de cuadras y en esta segunda traza se repartieron los solares conforme a la calidad de los vecinos.
El modelo urbano aplicaba las formas de disposición urbana de finales de la reconquista española, que a su vez volvía a los ideales helenísticos. Este modelo básicamente se trata de unos espacios puestos en rejilla, con plazas en el centro y calles perpendiculares y paralelas en las que los habitantes se colocan a mayor o menor distancia del centro, según la relevancia económica y social de las familias.

ESTRUCTURAS URBANAS

Plaza de Armas

Denominada Plaza Mayor o Plaza de Armas, consistía en un espacio polvoriento y abierto donde se desarrollaba la vida urbana y se manifestaban las actividades sociales, oficiales y religiosas. En sus laterales se situaban los edificios administrativos u oficiales y la Catedral o iglesia de la villa.

CatedraL

Sin duda el edificio más fastuoso y más importante en la ciudad colonial. La catedral o iglesia era el primer edificio en construirse y el más alto y grande de la villa. Se situaba o en la Plaza Mayor o de Armas o en otra plaza aparte dependiendo de la ciudad y su orografía.
Se construyeron catedrales de varios estilos arquitectónicos: gótico, barroco, renacentista y neoclasicista entre otros. Al principio llegaban los constructores desde la península, pero una vez extendidos y enseñados los estilos por América, éstos se desarrollaron con variedades locales.
Actualmente, gran variedad de catedrales construidas durante la época colonial en América son Patrimonio de la Humanidad dentro de los centros históricos y un gran reclamo turístico de las ciudades hispanoamericanas. Un ejemplo son las catedrales de la Ciudad de México, La Habana, Santo Domingo, Lima o Cartagena de Indias, incluidas dentro de los centros históricos y conjuntos monumentales.

Cabildo

Los cabildos, órganos municipales originales del medioevo español y trasplantados a América por los conquistadores, fueron una de las instituciones más importantes del sistema colonial español, sobre todo en los primeros años de la conquista de América. Constituyeron un eficaz mecanismo de representación de las elites locales frente a la burocracia real.
El cabildo, arquitectónicamente, debía ser un edificio que destacase de los demás dentro de la Plaza Mayor o de Armas. Generalmente era un edificio de dimensiones grandes, dependiendo del tamaño de la villa, que contenía la cárcel, los archivos, salas capitulares y estancias para jueces y escribanos. Como la mayoría de los edificios coloniales españoles, seguía el estilo barroco tan utilizado en la América Española.

Fortificación

Para defender la extensa red de ciudades coloniales, la Corona Española se planteó la necesidad de su fortificación, ya fuese mediante un sistema de ciudades fortificadas o a través de ciudadelas exentas. La protección de estos complejos urbanos se planteó principalmente como un sistema defensivo de los puertos comerciales y el litoral. La fortificación de las plazas hispanoamericanas responde a varios motivos: por una parte, la defensa frente a los ataques de los indígenas americanos y, mayormente, por la incidencia de otras potencias europeas que, movidas por su oposición al monopolio del comercio americano de España con sus colonias, llevaron a cabo diversas actividades ilícitas, como el contrabando, la piratería y las actuaciones de los bucaneros. Esto fue promovido en los siglos XVI y XVII por parte de ingleses, franceses y holandeses que, posteriormente, se convertirían en corsarios, apoyados por las correspondientes patentes de corso, las cuales fueron otorgadas principalmente por la Corona inglesa.
La continua evolución de la bala metálica de pólvora será la causa de las transformaciones y reformas en diversas fortalezas y de la integración de la fortificación menor durante el proceso de organización territorial de los virreinatos de América.
En el siglo XVII se encontraban construidas o en proceso de construcción las primeras fortificaciones de las principales ciudades, pero el espíritu de libertad de las colonias motivó la demolición de algunas estructuras defensivas en el siglo XIX, motivo por el cual algunos sistemas defensivos están incompletos.

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